Si el propio subsecretario, Hugo López-Gatell, admitió ayer en la conferencia mañanera que en la semana más reciente hubo un incremento de 9 por ciento en los contagios de Covid y que podría ser de 15 por ciento o más en esta semana, es que la situación debe preocupar.
Pero, pareciera que ya sin su show de la tarde no le hacen mucho caso, pues aunque, por ejemplo, la Ciudad de México dejó el semáforo verde y pasó a amarillo a partir de este lunes, el gobierno capitalino decidió continuar con el proceso de apertura, como si no hubiera existido ningún cambio.
En el tema de la tercera ola de la pandemia, en México nos ha sucedido como el cuento de Pedro y el lobo.
Advertimos que con las vacaciones de Semana Santa iba a llegar y no se presentó. Luego tuvimos el riesgo de las celebraciones del 10 de mayo y tampoco pasó.
Pero, resulta que, si se ven las cifras con cuidado, calculando solamente los promedios semanales, llegamos al mínimo de contagios el pasado 25 de mayo con 2 mil 39 nuevos casos diarios.
La cifra, bajo la misma lógica de promedios de siete días, fue de 3 mil 301 nuevos casos el pasado 20 de junio. Es decir, en poco menos de un mes, hubo un incremento de 62 por ciento.
El nivel absoluto sigue siendo relativamente bajo respecto a los meses previos y es comparable con las cifras de junio del año pasado.
La experiencia internacional, sin embargo, nos dice que mientras no haya una proporción de vacunados más amplia, el riesgo de un rebote sigue persistiendo si se ignoran las precauciones básicas.
Hay múltiples casos de rebrotes en nuestra región. Ajustando las cifras a la proporción por cada millón de habitantes, en Argentina se pasó de 120 en febrero a 699 en junio, un aumento de casi seis veces; en Chile, de 176 en febrero a 379 este mes; en Colombia, de 68 en marzo a 551 este mes; en Brasil se había bajado a 64 en noviembre y este mes están con 342, cinco veces más.
Incluso, en países con un éxito destacable en la vacunación, como Reino Unido, se pasó de 24 casos en mayo a 135 en la actualidad, cinco veces más.
Una de las hipótesis respecto a la razón por la que en México el salto es aún moderado, es la inmunización natural que ha derivado de los contagios no registrados, y que algunas encuestas serológicas, estiman hasta un 30 por ciento de la población.
El problema es que, con el surgimiento de variantes, se sabe que la inmunización derivada de los contagios y no de la vacuna, puede resultar más débil, por lo que es alto el riesgo de reinfección.
Los datos más recientes nos indican que con poco más de 40 millones de dosis aplicadas, solo 13.3 por ciento de la población tiene ya el esquema de vacunación completo, mientras que otro 9 por ciento lo tiene parcial.
La proporción sigue siendo muy baja como para tener la seguridad de que no se producirá un rebrote.
Ya se ha comentado ampliamente de la desaceleración del ritmo de vacunación en los días posteriores a la elección. Pero, incluso tomando en cuenta el promedio de los últimos 30 días, el resultado es un promedio de 500 mil dosis aplicadas por día.
Aun suponiendo –optimistamente– ese ritmo, implica 250 mil inmunizados por completo al día.
Para tener el 60 por ciento de la población plenamente inmunizada, algo así como 75 millones de personas, nos faltaría poco menos de ocho meses. Es decir, esta meta se podría estar alcanzando por febrero de 2022.
El riesgo es que en ese lapso aparezcan nuevas variantes que no puedan ser contenidas por las vacunas disponibles.
Qué bueno que se le quitó el show a López-Gatell. Qué malo que se transmitió la idea de que ya vamos de salida.
Con información de:
Enrique Quintana
EL FINANCIERO